Madrid.- A falta de decidir cómo se resolverá deportivamente la temporada 2019-2020, en la que algunos han tenido que recurrir a los ERTE y recortes salariales, los clubes de la ACB encaran la siguiente con un sombrío panorama que se presenta repleto de incertidumbres y con la certeza de que tendrán que enfrentarse a notables recortes en presupuestos, fichajes estelares y sueldos.
El no saber hasta cuándo deberán jugar a puerta cerrada por la COVID-19 complica la elaboración de un presupuesto real ya que, al contrario de lo que ocurre en el fútbol, en el baloncesto tienen un peso mucho más importante tanto la venta de entradas y los ingresos por abonos como los derechos de televisión de la Liga Endesa y la Euroliga, de los que aún no se sabe nada.
«Económicamente, como en cualquier otro sector, tendrá que haber ajustes, por decirlo de una manera suave. Serán ajustes naturales y necesarios en todos los sentidos, no cabe la menor duda» reconoció a Efe Antonio Martín, presidente de una ACB que es consciente de que la posibilidad de que se juegue sin público unos cuantos meses «es muy alta» y para eso ya trabaja con los clubes «para paliar el impacto económico que tendrá esa falta de ingresos por entradas si se inicia la temporada con las gradas vacías».
Muchas renovaciones y contrataciones se han paralizado a la espera de ver cómo evoluciona el mercado y hay directivas que miran a sus canteras como una tabla de salvación para completar las plantillas con una inversión sensiblemente inferior.
La caída de los precios en los fichajes, como en el resto de los deportes, es algo que todos asumen. En el caso del fútbol, varias agencias de representación de jugadores han pronosticado un mercado conservador con caídas de entre un 25 y un 30 por ciento como consecuencia de la pandemia, que también ha frenado algunas contrataciones, reconoció a Efe Rodri Baster, fundador de Promoesport y actual Director de Promoesport International.
«El baloncesto no es ajeno al resto de impactos que va a recibir el tejido económico de este país. Me imagino que todos tendremos que adaptarnos a esa nueva realidad por lo menos el próximo año», añadió Antonio Martín que, sin embargo, se mostró «muy optimista» a largo plazo porque cree que la temporada «mala» será la 2020-2021 «y luego esperamos que vuelva la normalidad».
Nadie se atreve a pronosticar hasta cuándo se tendrá que jugar a puerta cerrada. «Lo veremos según la evolución de la pandemia. El problema no va a acabar hasta que haya una vacuna eficiente. Siempre habrá, aunque sean pequeños contagios, focos que puedan salir que hay que tratar y evitar que haya una escalada otra vez», dijo a Efe Juan José Pérez Toledano, médico de Estudiantes y presidente de la Asociación Española de Médicos de Baloncesto (AEMB).
Y ese problema será mayor en los pabellones cerrados que en los estadios al aire libre, por lo que en los primeros los expertos aconsejan extremar las precauciones. La AEMB ya trabaja en la elaboración de un protocolo enfocado al baloncesto que sería extrapolable a otros deportes como el fútbol sala o el balonmano.
Tampoco se tiene claro qué ocurrirá con muchos patrocinios de equipos en un deporte en el que tienen un peso importante y dan su nombre a varios de ellos. Al menos, en el caso de la ACB, las distintas empresas que les apoyan han mostrado «desde el primer momento» su colaboración, intentando ayudar «conscientes de que estamos ante una situación excepcional, lo que en estos momentos es de agradecer», resaltó Antonio Martín.