Roma.- Caritas Internationalis pidió acciones valientes e inmediatas a la comunidad internacional al advertir que las consecuencias de la pandemia de COVID-19 serán más peligrosas y más letales que el propio virus.
Esta institución católica, que reagrupa a las 165 Cáritas nacionales, señaló hoy en un comunicado que hasta ahora la atención mediática se ha concentrado en la difusión del virus, pero que hay que tener en cuenta las posteriores consecuencias «sobre todo para las comunidades más vulnerables que viven en los países más pobres».
Según las proyecciones del Programa Mundial de Alimentos, en todo el mundo se espera que el número de personas al borde del hambre se duplique debido a consecuencias económicas relacionadas con la pandemia y podría llegar a 230 millones personas.
Explican que África es el continente más afectado como consecuencia de la falta de alimentos, el cierre de las fronteras y los desastres naturales, pero también muchos países de Oriente Medio, de América Latina y Asia «ya están al borde de una grave crisis alimentaria que está llevando a un aumento importante en la desnutrición infantil y del número de adultos que padecen hambre».
«Los migrantes irregulares son otra comunidad particularmente expuesta, porque no cae en ninguna de las categorías a las que se les ayuda» y Cáritas pide que «las autoridades locales les garanticen el acceso a los servicios esenciales y, en particular, a la asistencia sanitaria».
El secretario general de Caritas Internationalis, Aloysius John, señaló que se trata de «una emergencia atípica en la que los países que normalmente se encuentran entre los principales donantes son los más afectados por el virus», pero afirmó que «debemos ser conscientes de que el uso de la ayuda para responder a las necesidades nacionales no es la solución correcta».
Caritas Internationalis instó a la comunidad internacional a «suspender las sanciones económicas contra Libia, Irán, Venezuela y Siria para permitir la importación de medicamentos, equipo médico y necesidades básicas para el población» y «proporcionar a las organizaciones de inspiración religiosa los medios para responder a las necesidades».
Asimismo, instó a «ir más allá de la simple respuesta a la propagación del coronavirus para evitar otra tragedia humanitaria grave».