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Medellín apuesta por la convivencia y libertad y se abre al turismo inclusivo

Medellín apuesta por la convivencia y libertad y se abre al turismo inclusivo
Medellín apuesta por la convivencia y libertad y se abre al turismo inclusivo

Medellín (Colombia).- Claudio es un arquitecto chileno que conoció a Jairo en uno de sus habituales viajes de negocios a Bogotá antes de que la pandemia apretara el botón de pausa de su relación sin pedirles permiso. Ahora que la vida vuelve a la normalidad, Claudio ha programado una escapada a Colombia aprovechando el fin de semana largo. Se volverán a ver tras más de dos años, pero en esta ocasión han escogido un escenario diferente para el reencuentro: la acogedora Medellín.

Son pocas las urbes en el mundo que en apenas unos años han logrado dejar atrás una historia de violencia y atraso para protagonizar un proceso de cambio social y modernización. Entre los casos más destacados están Nueva York, Singapur y Medellín, ciudad esta que entre 2002 y 2014 experimentó una disminución del crimen de más del 85 por ciento y hoy encarna un exitoso proceso de reintegración social.

Y es esa misma apuesta colectiva por la convivencia, el pluralismo y el respeto a la diversidad la que la ha convertido en un destino preferente para vivir una experiencia de turismo «gay friendly», plena de libertad sexual, diversidad social y de abierto reconocimiento de la identidad de género por parte de sus dos millones y medio de habitantes.

La segunda ciudad en importancia de Colombia posee características que hacen de ella un destino de viajes con un encanto especial. Su ubicación, en el centro del Valle de Aburrá, permite disfrutar de un clima tropical, con una temperatura promedio de 24º. Rodeada de bosques y parques naturales, Medellín es también uno de los principales centros financieros, comerciales y de servicios de Colombia.

Pero lo que ha hecho que en los últimos años esta ciudad sea especialmente célebre como destino turístico a nivel internacional es su agitación cultural: desde la Feria de las Flores, una cita anual que ofrece a los visitantes más de 140 eventos, hasta el Festival de Poesía, galardonado con el Premio Nobel Alternativo, sin olvidar Colombiamoda o la intensa actividad universitaria, que transforma a Medellín en la capital colombiana del conocimiento.

La mañana en que Claudio y Jairo arriban al aeropuerto de Rionegro, la capital florece rodeada de montañas boscosas y de vida. Atrás quedaron los años del miedo y la violencia extrema. Ahora la ciudad apuesta por la libertad y el amor y se abre como nunca a un turismo diverso y amigable. La capital del departamento de Antioquia es hoy una urbe que rezuma arte, alegría y, sobre todo, tolerancia.

«A través de su oferta cultural, artística y de diversión, Medellín se está consolidando como un destino reconocido por la comunidad LGBTIQ+ de todo el mundo» y en especial de Estados Unidos, México y Brasil, cuenta Ledys López, subsecretaria de Turismo de la ciudad.

Y un factor muy importante para su consolidación es disponer de una buena conectividad. Actualmente Medellín tiene conexión directa con algunas de las capitales que son referentes mundiales en la cultura LGBTIQ+, como Nueva York, Miami, Madrid, Ciudad de México, Sao Paulo o Buenos Aires.

«No solo se trata de atender un nicho emergente, sino también de conectar a los colombianos y a la comunidad gay con el público internacional», cuenta Juan David Borja, gerente de Operaciones de OUT in Colombia, agencia de viajes especializada en turismo LGBTIQ+.

La firma del Acuerdo de Paz, en 2016, catapultó la demanda, «pero no había una oferta clara para los turistas de esta comunidad. Simplemente llegaban al país y contrataban los servicios, pero no había una identidad gay acorde con sus expectativas e intereses», recuerda el touroperador, quien explica que «la desaparición de la sensación de miedo y de terrorismo» ha hecho que muchos identifiquen a Colombia y a Medellín como «una tierra nueva para este tipo de turismo».

En efecto, según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el nuevo escenario de paz y concordia impulsó el turismo LGBTIQ+ local, con un crecimiento diez puntos por encima de los viajes convencionales.

MODA, CULTURA, ENTRETENIMIENTO…
«Medellín acoge amablemente a todas las personas, de cualquier origen. Es una ciudad de gente muy amable, con un clima sencillamente perfecto». Claudio y Jairo no pueden estar más de acuerdo con la descripción que Juan David Borja hace de una ciudad que en la última marcha del Orgullo LGBTIQ+ reunió a 85.000 personas para, «a través del amor, mostrar su verdadero rostro».

Decididos a conocer la variada oferta cultural y de entretenimiento con enfoque diverso, la pareja se lanza un viernes por la mañana a recorrer las tiendas de moda, arte y diseño de la comuna El Poblado, epicentro de la vida «queer» de una ciudad donde se respira y disfruta la diversidad.

Y no es solo una percepción. En 2017, Colombia obtuvo el premio a Mejor Destino Emergente LGBT en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de Madrid y, posteriormente, fue reconocida como Destino LGBTIQ+ Líder de Suramérica en los World Travel Awards (los «Oscar» del turismo) en los años 2018, 2020 y 2021.

También hay tiempo el fin de semana para descubrir el lado más artístico y la historia de la ciudad, con la visita obligada al Museo de Arte Moderno para apreciar la impactante denuncia social de la pintora Débora Arango; el Museo de Antioquia, cuajado de obras del mundialmente famoso Fernando Botero, y el Museo Casa de la Memoria, abierto en 2006 con la intención de habilitar un espacio de diálogo y reconocimiento del conflicto armado en Colombia.

El sábado por la mañana, Jairo ha preparado una visita muy especial: la Comuna 13, una zona de Medellín que durante los años ochenta y noventa vivió sumida en la pobreza, el terror y el desamparo sembrado por las milicias guerrilleras urbanas, los grupos paramilitares y las organizaciones del narcotráfico. Hoy, la figura de Pablo Escobar es solo un «souvenir» que se vende en los puestos ambulantes.

El afán de superación de los pobladores, la transformación sociocultural de la ciudad y el desarrollo de actividades productivas, como el turismo LGBTIQ+, han hecho de esta comuna un modelo de convivencia que cada fin de semana celebra un especie de minicarnaval, con miles de turistas ascendiendo por sus empinadas calles, bailando, cantando y disfrutando de la deliciosa gastronomía local.

Y como colofón del viaje, hay que conocer la cultura «ballroom», surgida en Nueva York en los años setenta y que ha cobrado un inusitado auge en Medellín, convertida hoy en un referente internacional del arte del drag.

Claudio y Jairo han oído hablar mucho del Querida Bar, el Club Oráculo y, especialmente, del Bar Chiquita, ubicado en la «zona rosa», junto a locales igualmente fascinantes, bares, restaurantes y sitios para bailar, en un área enmarcada además por otro sello de distinción de Medellín: la moda.

De esa forma, las calles de la turística zona de El Poblado llevan al visitante a entremezclar la oferta de entretenimiento con las rutas de compras, con tiendas de diseño o boutique, en vías como Provenza o Primavera.

Es en este alocado y variopinto ambiente, donde Walther Duque, un joven diseñador apasionado de la moda, el teatro y el cine, da vida a su alter ego Gretha White, la «drag queen» de Medellín famosa por la elegancia y el glamour de estrella del Hollywood que la envuelve.

El fin de semana en Medellín ha concluido y el reencuentro ha servido para que la pareja de amigos se despida con la sensación de que la pandemia está dando paso a una nueva era abierta a un futuro de esperanza, libertad y diversidad. Como la ciudad de Medellín, ¡una chimba, parce!

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