Praga.- Con una mesa de mantel blanco que recorre el Puente de Carlos, de 515 metros, Praga busca pasar la página tras la temporada turística interrumpida por el coronavirus, que durante varios meses dejó vacío este destino atractivo para visitantes de todo el mundo.
«La mesa está puesta», es el nombre del evento organizado por la agrupación ciudadana «Piána na ulici» (Pianos en las calles) y el ayuntamiento capitalino.
Eso sí, el número de personas está limitado: solo pueden acceder tantas como lugares están dispuestos para sentarse alrededor de esta larga mesa, y además todos deberán haberse registrado a través de la web Goout.cz.
«Puede venir cualquier persona que haga la reserva y traiga algo, como una torta, bizcocho, crema de huevo, canapés o algo parecido», explican los organizadores en la página de Internet.
«Queremos mandar una señal: que aquí volvemos a vivir, y que damos la bienvenida de nuevo a todos los visitantes de Praga que saben comportarse y que desean encontrarse con las bellezas de esta ciudad», explicó Petr Hejma, alcalde del primer distrito de Praga.
En la mesa no faltan las caretas de los ediles capitalinos ausentes, entre ellos el jefe del consistorio, el político Pirata Zdenek Hrib, que están en cuarentena después de detectarse el coronavirus en uno de los tenientes de alcalde de la ciudad.
El perfil gótico del Puente de Carlos, uno de los lugares más emblemáticos de Praga, comenzó a configurarse hace 663 años por orden del rey Carlos IV, quien tras consultar con astrólogos buscó una fecha y hora exacta que diera lugar a un número capicúa para la colocación de la primera piedra.
Por su importancia estratégica, el puente sobre el río Moldava ha sido testigo mudo de episodios épicos de la defensa de la ciudad durante varios de sus sitios.
Es además una galería de estatuas a cielo abierto, que fueron añadidas a principios del siglo XVIII, durante los reinados de los Habsburgo José I y su hermano Carlos VI, para dar realce y belleza a esta vía.
Un total de treinta grupos escultóricos, quince a cada lado del puente, componen esa galería, que integran, entre otros, los santos españoles Vicente Ferrer, Francisco de Borja y Francisco Javier.