Al Horford, su historia

Al Horford
Al Horford

A los 14 años, se separa de su familia materna y sigue los pasos de su padre y se muda a Estados Unidos. Hizo historia en el baloncesto colegial (el de la NCAA) con los Florida Gators, se convirtió en leyenda en los Hawks (2007-2016) haciendo lo mismo en los Celtics (2016-2019), pasando por una sola temporada con Filadelfia (2019-2020) y Oklahoma City (2020-2021) ahora está por segunda ocasión con Boston Celtics (2021-2023).

No parece ser más grande que Giannis Antetokounmpo. Tampoco más rápido de pies que Kevin Durant. Mucho menos, tan alto como Brook Lopez. Su tiro no es estético. Su flow quedó en República Dominicana.

Pero desde que volvió a Boston, y especialmente cuando comenzaron los playoffs, estuvo siendo uno de los jugadores más importantes de los Celtics (2016-2019) y uno de los más infravalorados de toda la NBA.

Y desde que empezó a jugar al baloncesto, siempre se caracterizó por su profesionalismo, madurando a una edad muy temprana luego de emigrar a Estados Unidos y teniendo claro en todo lo momento lo que quería ser de grande.

Todo comenzó un 3 de junio de 1986, en Puerto Plata, República Dominicana. En una tierra en la que la mayoría desea ser jugador profesional de béisbol, Al aprendió rápidamente (y a los golpes) que era demasiado alto para ese deporte, y a los seis años comenzó a descubrir el básquet.

Creció idolatrando a leyendas como Tim Duncan, Grant Hill y Tito… Horford.

Su padre, Tito Horford, fue el primer dominicano en jugar en el mejor baloncesto del mundo, el de la NBA, pasando las temporadas 1988-89 y 1989-90 con los Bucks, el equipo que su hijo venció para pasar a las finales del Este.

Tito también jugó tres juegos con los Bullets. Al, era joven entonces, pero a medida que crecía vio a su padre viajar por todo el mundo, jugando al básquet en Francia e Italia, al mismo tiempo que competía a nivel semi profesional República Dominicana y la Selección Nacional Dominicana.

Todo ese crisol enganchó a Horford. Había crecido con su madre, Arelis Reynoso, en Santo Domingo, pero cuando tenía 14 años, la familia decidió que debía ir a vivir a Lansing, Michigan, donde su padre se había establecido desde su jubilación.

Razonaron que tendría más posibilidades de conseguir una beca universitaria si estaba ahí.

El plan daba inicio. Esto tenía sentido en cuanto al baloncesto, aunque fuera de la cancha no era tan fácil. Horford extrañaba muchísimo a su mamá, y empezó el colegio secundario con un inglés muy, muy básico. Ese proceso fue muy desafiante.

«Sabía que iba a ser duro. Echar de menos a su madre, venir de un país diferente a Michigan, donde es invierno casi todo el año. Pero entendíamos que tenía una mejor oportunidad para cumplir sus sueños. Su madre y yo decidimos que era lo mejor», contó Tito Horford en una nota con el Times.

Con el tiempo, Al aprendió inglés, se adaptó al frío eterno, se convirtió en una estrella del instituto Grand Ledge, y se unió al circuito AAU y realizó una gira con Michigan Mustangs.

Hasta que la cosa cambió (para bien), en su tercer año en el Nike Camp de Indianapolis rodeado de los mejores jugadores del país, Horford mostró destellos de dominio, y pronto docenas de universidades lo quisieron reclutar.

Estaba claro que el paso por Estados Unidos había dado sus frutos. Después de que Tito lo apoyó durante todo el campamento, solo le dijo una frase “Algún día irás a la NBA”.

Era un recluta de cuatro estrellas y recibió ofertas de grandes programas del básquet universitario Aunque, una visita del entrenador de Florida, Billy Donovan, y de su asistente, Anthony Grant, acabó por convencerle de que aceptara una beca deportiva para jugar con los Gators.

Horford sintió una conexión con ellos durante su reunión con su familia, en medio de todo el éxito en la cancha, Al también se centró en sus estudios y clases, en particular las relacionadas con su especialidad: telecomunicaciones.

Atribuye gran parte de su interés en este campo al trabajo de su madre como periodista deportiva en la República Dominicana «al crecer, siempre estuve junto a ella cubriendo diferentes tipos de eventos, desde básquet hasta béisbol y motocross y voleibol. Lo que sea», dijo Al.

El plantel que formó Florida fue uno de los mejores de la historia, el 2 de abril del año 2007, los Gators se convirtieron en el primer equipo que repetía como campeón nacional (también lo ganó en 2006) desde Duke (1991-92) y el único en hacerlo con los mismos titulares.

Tres días después, Horford, Joakim Noah, Corey Brewer y Taurean Green se declararon elegibles para el Draft de la NBA 2007.

Al, con su país detrás, tenía la oportunidad de materializar su deseo en aquel sorteo y los Hawks utilizaron su pick tres para elegirlo e ir construyendo un equipo que luego daría la nota en la liga con características similares a las de aquellos Gators indomables en la NCAA.

Pasaron los años y en el verano de 2012, Horford llevaba cinco temporadas en la NBA, se había ganado el apodo de “El Padrino” como líder silencioso en los equipos de Florida que se proclamaban campeones, y ese papel continuó en el siguiente nivel.

Ya había participado en dos All-Star con los Hawks, y ha estado en los playoffs casi todos los años en la competencia, excepto el 2021. Y también fue la estrella de la Selección Dominicana de Baloncesto.

Sin embargo, no era el único gran nombre. El entrenador de Kentucky, John Calipari, había sido contratado para dirigir a ese equipo en la clasificación para los Juegos Olímpicos de Londres, en parte para dar más credibilidad al baloncesto dominicano.

A medida que construyeron el programa dominicano, Calipari trató de profesionalizar la infraestructura: mejores hoteles, mejores comidas, subvención de viajes. Lo trataron como una franquicia. No era un equipo improvisado. Lo hicieron bien. Y Al fue clave.

Desde que se fue a los 14 años, Horford se había convertido en el tipo de héroe nacional que podía hacer que todo el país le prestara atención, cuando pone un pie en el aeropuerto de Rep. Dominicana, los fanáticos empiezan a rodearlo. Gritan y se vuelven locos por él. Lo aman.

“El béisbol siempre será el deporte número uno en Dominicana pero la gente adora la NBA. Tienen los paquetes del League Pass, ven los partidos, y él es el principal que siguen», confesó Tito. Calipari fue más lejos: «En ese país, si Al Horford se presenta a presidente, gana».

Después de todas esas vivencias llegó Boston y era hora de irse del único lugar que conoció en la NBA.

Unos días más tarde, Al Horford se encontraba en Boston con un amigo que conoce desde su temporada de novato. A Principios de julio. Estaba lanzando la primera bola en el Fenway Park. David Ortiz esperaba en el plato. El lanzamiento tardó unos segundos más.

El hijo de Al, Ean, que en esa época tenía 17 meses, estaba en el montículo con él, pero tenía miedo de la multitud. Se había enredado en la pierna de su padre y se negaba a soltarse.

Finalmente, Horford tuvo que forzar la situación, dando vueltas y lanzando suave a Ortiz. Su hijo cayó al suelo, justo antes de que su padre lo recogiera y lo levantara como Simba en El Rey León. A Fenway le encantó. La bienvenida de Horford a Boston fue oficial.

Luego se fue y esta temporada volvió. Sigue siendo el Rey León y en Boston, aunque no tenga el anillo todavía, ya es un campeón. También lo es en República Dominicana.

Al Horford, ha representado la República Dominicana con la selección dominicana de baloncesto en 6 ocasiones.

2012 FIBA World Olympic Qualifying Tournament

2012 Centrobasket Championship

2011 FIBA Americas Championship

2011 Genaro «Tuto» Marchand Continental Cup

2009 FIBA Americas Championship

2008 Centrobasket Championship1

 

 

 

 

 

 

 

 

Créditos a Nacho Miranda y a Américo Celado

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