El BCE cree que los bancos están bien, pero no deben repartir dividendos

Fráncfort (Alemania).- El Banco Central Europeo (BCE) considera que los bancos pueden resistir la fuerte recesión económica que ha causado la pandemia de COVID-19, pero les recomienda no repartir dividendos, ni recomprar acciones para retribuir a sus inversores.

El BCE ha prolongado la recomendación a los bancos europeos de no repartir dividendos y recomprar acciones propias hasta enero de 2021, para que mantengan capital y puedan prestar a las empresas y hogares en la crisis y absorber pérdidas, si se producen.

El BCE también ha mandado una carta a los bancos para que sean «extremadamente moderados respecto a la remuneración variable» tras haber realizado un análisis de su situación ante la pandemia y sus posibles problemas los tres próximos años.

La entidad monetaria ha presentado hoy los resultados de la prueba, que muestran que los 86 bancos europeos grandes analizados entre abril y julio «pueden resistir el estrés inducido por la pandemia, pero si la situación empeora, se producirá una disminución del capital bancario».

El examen no abarca resultados de bancos individuales o de su situación específica.

Para no cargar a los bancos con más trabajo, el BCE condujo el ejercicio sin interacción con ellos y se basó en la información que ya era disponible, por ejemplo, de los informes de supervisión regulares.

Los resultados son agregados, por eso antes de recomendar a los bancos de forma específica que tomen alguna medida, el BCE considera que será necesario hablar con ellos.

La entidad monetaria europea hace hincapié en que les va a dar suficiente tiempo para que repongan sus colchones de capital y liquidez.

El presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Andrea Enria, dijo en una rueda de prensa virtual que en diciembre volverán a revisar la decisión de recomendar a los bancos no repartir dividendos, que ya había dado a finales de marzo, al menos, hasta el 1 de octubre de 2020.

«A los bancos les interesa esperar hasta que haya más claridad sobre el capital y la calidad de los activos antes de tomar decisiones sobre los dividendos», añadió Enria.

Un banco puede tener una posición de capital fuerte, pero una elevada exposición a sectores afectados por COVID-19, por lo que «podría tener problemas si reparte dividendos», dijo.

La recomendación no es vinculante legalmente, pero el BCE tiene instrumentos para que los bancos sigan sus recomendaciones porque les puede multar.

La prueba que el BCE ha realizado a la banca europea se centra en dos escenarios, uno central y otro severo, que contemplan una fuerte recesión en 2020 y un fuerte rebote en 2021 y 2022.

El escenario central, que es el que se puede producir con más probabilidad, prevé que el producto interior bruto (PIB) de la zona del euro caiga un 8,7 % en 2020, un crecimiento del 5,2 % en 2021 y del 3,3 % en 2022.

El escenario severo representa que la crisis evolucione de forma más adversa y prevé una caída del PIB este año del 12,6 % y un crecimiento del 3,3 % en 2021 y del 3,8 % en 2022.

En el escenario central, la tasa de capital ordinario de máxima calidad (CET1) media de los bancos se deterioró sólo 1,9 puntos porcentuales, hasta el 12,6 % a finales de 2022, desde el 14,5 % en 2019.

Como resultado, los bancos, que tendrían este año pérdidas agregadas de 53.000 millones de euros, pudieron seguir prestando a la economía real y seguirían bien capitalizados.

La mayor parte de los impagos se produciría en los créditos a las empresas (43 %) y de consumo (39 %).

En el escenario severo, el capital ordinario de máxima calidad de los bancos de la zona del euro se redujo en 5,7 puntos porcentuales, hasta el 8,8 % a finales 2022, desde el 14,5 % en 2019.

En este caso, muchos bancos deberían hacer algo para mantener sus requerimientos mínimos de capital, pero el déficit general de capital «sería contenido».

Los 31 bancos diversificados analizados tuvieron en el ejercicio más pérdidas por créditos, lo que hizo que su disminución de capital fuera alta.

Los 20 bancos más grandes y universales, cuya bancarrota podría crear una crisis financiera, compensarían parcialmente sus pérdidas por préstamos morosos con unos ingresos operativos más elevados.

El impacto de posibles pérdidas por créditos morosos en los bancos pequeños nacionales y minoristas es similar al de los grandes, pero los más pequeños no pueden compensar su pérdidas con los ingresos porque perderían ingresos.

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