Madrid.- Gobiernos, administraciones, empresas, ONGs y “cada uno de nosotros de forma personal” debemos adaptar los hábitos de consumo para garantizar la sostenibilidad de la Tierra y, según la opinión de expertos medioambientales, ser parte de la solución, “en lugar de ser parte de los problemas globales”.
El especialista en sostenibilidad ambiental de Nestlé en España, Pedro Ruiz, ha ofrecido esta receta para luchar contra el cambio climático en la primera sesión de la Academia Nestlé de la Sostenibilidad, que ha tenido lugar hoy de forma virtual.
Esta reunión, exclusiva para periodistas e informadores en medioambiente y sostenibilidad, es una iniciativa para que los profesionales planteen dudas y consultas sobre los principales conceptos ligados al cambio climático, entre ellos, la huella de carbono, cero emisiones, el dióxido de carbono, los gases de efecto invernadero, etc.
Los organizadores tienen previsto convocar futuras ediciones para proseguir el esfuerzo de sensibilización y formación en temática medioambiental.
Durante la parte explicativa, Ruiz ha explicado que las opciones de las empresas para contribuir a un mundo más sostenible están abiertas y disponibles para conseguir un portfolio de productos con menos emisiones, o llevar a cabo un aprovisionamiento responsable con una agricultura regenerativa, con el uso de energías renovables y fomentar envases reciclables o reutilizables.
Según su experiencia profesional, los sistemas alimentarios son responsables del 25 % de las emisiones, pero ha agregado que cada vez más empresas del sector están alineadas con los objetivos de sostenibilidad y han asumido compromisos con el cuidado del medio ambiente.
Concretamente, el Plan Estratégico de Sostenibilidad de Nestlé actúa sobre los pilares de la lucha contra el cambio climático: la producción mediante procesos sostenibles, el uso sostenible del agua, la formación y la concienciación.
En la sesión formativa ha estado presente también el experto medioambiental de Nestlé, Arnau Pi, quien ha detallado que tanto la formación como la concienciación son fundamentales para entender dónde está el origen de las emisiones nocivas y poder evitarlas.
Para él, las emisiones directas de proceso productivo y del transporte tanto de materiales como de personas son fácilmente identificables; pero habría que añadir las emisiones que se producen al fabricar y tratar los productos que se usan durante el proceso de producción.
Por ejemplo, para reducir los gases de efecto invernadero en este campo se pueden utilizar fertilizantes orgánicos en lugar de químicos o la plantación de árboles de sombra en los cultivos.
Igualmente contribuyen a sumar emisiones los procesos ajenos a la actividad de la empresa, como por ejemplo el origen sostenible o no de las energías utilizadas durante la fabricación del producto, o la generación de ingredientes o materiales que la empresa compra.
En el final del proceso está el consumidor de los productos que puede contribuir a un consumo responsable y a un reciclaje y reutilización de los envases para mantenerlos en el ciclo de uso y no generar más desechos de los necesarios para así transitar hacia una economía más resiliente.
